lunes, 23 de julio de 2018

Un asunto "energético"

Felicidad y miedo. Un paso firme hacia lo proyectado. Yo sabía que me había ido bien. No sé, hay momentos en que se siente como si algo hubiese sido activado. Lo medito un poco y no es nada etéreo o inasible por subjetivo. Como sensación subjetiva, se le debe comprender su lógica para no dejarlo como algo puramente energético en el sentido new age

Energía sí hay. La siento como una manifestación del compromiso conmigo mismo. Es ese empuje, ese reciente recuerdo de lo que sentí al verme de nuevo en lo que ya no puedo considerar, ni mucho menos asimilar como mi Real(idad). No es una voz; en mí es más una imagen lo que me llena de cierta emotividad, que se entremezcla con la voluntad que ahora sí siento dirigiéndose hacia un plan al cual me voy a dedicar. Sí, esa es la energía que siento.

Y no se debe perder.
Jamás dejarla desfallecer.
Apreciarla y resguardarla
en el corazón del ser.

¿Será que es eso lo que no nos deja volver a oír un Illmatic? Nas (no Nach) está -solo es mi opinión- entre los cinco mejores MC de la historia del rap por ese álbum y una que otra canción de los subsecuentes trabajos, y por versos en los que se le robó la canción a más de uno que lo invitó a soltar su innegable habilidad lírica para pintarte la escena de la historia en tu mente, por vía auditiva. Nas es un artista de la palabra y la narrativa. Es sencillamente un genio. Pero algo se esfumó o para ser más justo, quizá esa energía se supo reservar para aquellas pistas --esporádicas, hasta el álbum que hizo con Damian 'Jr. Gong' Marley-- que le lograban activar esa imagen o estímulo que le comprometía en sostener el paso dado. 

Sí, estoy tratando de analizar cual Freud parte del conglomerado de procesos psíquicos de un artista por medio de su obra. Al fin y al cabo, soy psicólogo y en mi momento leí al viejito amante del tabaco. Eso de analizar al otro es en últimas un acto reflejo. El otro no soy yo, todos lo sabemos, lo sentimos, lo vivimos. Pero por el otro, puedo aproximarme cada vez más a eso de ser alguien, ser otro más. 

Por algo se engancha uno a lo que nos cantan, nos cuentan, leemos, sentimos y todo lo que implique conexión alguna. A veces es solo el ritmo. Vaya uno a saber, hay mensajes sin palabras, ¿no lo creen?

Lucille cantaba mejor que el rey. Larga vida al rey, que no lo hubiera sido a no ser por una guitarra. Su energía, si comparten mi “definición” de la misma, jamás se perdió. Tal vez ya muy al final no hacía lo mejor, pero qué placer era oír cómo tocaba todas aquellas canciones que lo hicieron ser, para él y para nosotros, B.B. King

Nas es hijo de un buen músico, que no poco sabe de jazz y blues. Ahora se ha estado reuniendo más seguido con el viejo. Ahora es que ha estado sacando álbumes que uno es capaz de escuchar derecho sin queja significativa... Aunque es mi opinión (que solo es eso, una opinión), aún parece que le falta.


Mañana sigue mi triunfo. Ya veo cosas un poco más claras, tal vez de la forma en que Nas las vio el día en que adoptó el New York State of Mind.

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