sábado, 11 de agosto de 2018

Como hablando-les

Por ahí leí que J.L. Borges sugería que era mejor escribir como si le estuviese hablando a alguien, de una manera cercana, sin tanta palabrería elegante. No obstante, hasta él intentó refutar "el eterno retorno" nietzscheano, con todo lo que eso puede suponer. Por lo pronto, haré el intento en esta ocasión, de seguir la sugerencia del que quizá puede nombrarse como el ciego más célebre de Argentina. ¿De qué voy a hablar? De eso que se puede nombrar como disciplina.

Se supone que todos estos escritos son parte de un ejercicio que me he planteado, poniendo a prueba mi disciplina. La disciplina, según entiendo, es una especie de cualidad con la que se daría una habituación de ciertas conductas que podrían influir en el fortalecimiento de una supuesta o ya comprobada habilidad. Yo, tal vez ilusamente, considero que poseo una habilidad para escribir, como también tuve la suposición que servía para ciertos deportes (uno en especial) y fue la falta de disciplina --es mi juicio a día de hoy-- lo que logró que ahora sufra de cierta nostalgia por “el tiempo perdido”. 

Con los empleos hasta ahora conseguidos (y perdidos), he estado en la tarea de mejorar mi disposición hacia el orden y planeación del trabajo. Esto implica otro ejercicio de disciplina de distinta índole que bien podría nombrarse como de tipo epistémico-práctico: hacer todo un mapeo mental del porqué se ha asumido la tranquilidad como sinónimo casi cercano de la improvisación y la flexibilidad como excusa de cierta quietud. 

No me es suficiente decir que el campo de mi accionar profesional da lugar a que la improvisación y la bella creatividad tengan que ser una herramienta de la más alta utilidad. Creo que cierta planeación esquemática puede dar lugar a que la atención a lo emergente sea un poco menos traumática. No digo que al día de hoy haya cometido un grave error, pero no puedo desconocer que en mis revisiones he entendido que hubo ocasiones en donde pude actuar de otra forma, quizá "mejor". Aunque insisto: no han sido graves errores. 

Tampoco es suficiente con decir que por lo impredecible de aquello con lo que trabajo es que la flexibilidad es válida. Lo es, siempre y cuando sirva de alternativa o haga parte del plan que ya se tiene estructurado. A una gimnasta le puede ser muy útil la flexibilidad para su desempeño como tal, pero es esta una destreza que ese cuerpo ha desarrollado. Es un medio para, no EL medio. Lastimosamente me he escudado mucho detrás de ella y esto, creo, ha sido algo que he debido cambiar mucho más temprano. 

[Es en este párrafo que caigo en cuenta de que he dedicado todo un escrito para un ejercicio pendejo, mal hecho y que comunica nada más y nada menos que las güevonadas de un tipo que sigue luchando por hacer algo productivo, por llenar el alma con su profesión, por demostrarse que no es el exacto reflejo de su familia y por plantearse algún día que la disciplina siempre fue importante; de allí los resultados. Me visualizo]. 


Sí, Nas. Es un buen ejemplo (The world is yours). 

Aunque siento que en mi caso no tengo un referente claro frente a las destrezas que deseo pulir 
Y aquellos caminos que deseo andar, 
Para lograr generar una estabilidad en mi capital. 
Ya lo sabemos: el dinero es rey de la tranquilidad, 
Que también se logra saciando la curiosidad 
Sobre cómo saberse desempeñar en una sociedad, 
De la cual se sabe que aún tolera la maldad.

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